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sábado, 14 de mayo de 2016

RESEÑA DE "AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO", POR LA ESCRITORA Y POETA TERESA RAMOS.

RESEÑA DE "AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO", POR LA ESCRITORA Y POETA TERESA RAMOS.



RESEÑA 
AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO, 
DE GUILLERMO DE JORGE.


“Diario de un soldado. Un espacio para emocionar donde lo más cruel de una guerra se transforma en fehacientes versos y profundos sentimientos que llegan al lector de una forma sobrecogedora.”

He leído Afganistán, diario de un soldado, de Guillermo de Jorge. Me he sentido conmovida, he pensado: esto es Poesía, y he pensado que estaba ante el testimonio veraz de quien apela a despertar la conciencia de los ciudadanos dormidos. Me ha hecho pensar en el mensaje de la filósofa Hannat Arent y su banalidad del mal. He creído sentir que este el libro llegaba a mí como la pieza que necesitaba para completar para la comprensión de este desatino al que nos atrevemos a llamar civilización.

“Si por algún momento fuese sincero, amor mío, te confesaría que no tengo la certera seguridad de si algún día volveré

;
Pero de lo que sí estoy realmente seguro es que siempre te amaré

:
Siempre.”

¿Me pregunto si me encuentro ante un diario de guerra o un diario de amor? tal vez ante un diario de amor-guerra, tan real como real es la vida y la muerte en medio de sus batallas cotidianas. Rezuma intensidad y un mensaje claro: siempre nos redime el amor.

Me pregunto, a su vez, ¿Acaso hay mayor acto de amor que entregar la vida por los otros? Y me responderán que ser militar es un oficio y volveré a preguntar, ¿por qué ese oficio y no otro? Algunos dirán, que tal vez sea demencia o interés, algunos pacifistas, como yo misma, podrían descartar esta lectura desde el prejuicio, tal vez.  Yo digo que hay que tener coraje y valor para ponerse al frente en la  batalla, que ser soldado es un oficio antiguo como el mundo, y que todavía y doy fe, compruebo  sorprendida, que existen hombres y mujeres, que en medio de la contienda, son capaces de responder con un despliegue ingente de humanidad y diré más, lo hacen por nosotros-.

y sin embargo un día cualquiera dejamos de existir, sin más, amor, para volver nunca… así es, en el momento más inoportuno desaparecemos, sin más para dejar de creer en todo”.

Guillermo apela a la conciencia de la temporalidad, todo termina y lo sabemos, somos conscientes de esa “insoportable levedad del ser”, parafraseando a Kundela. El militar, el soldado, el poeta, vive con la espada sobre su cabeza, en cualquier momento todo puede terminar, por eso, consciente de esa herida que comporta vivir permanentemente en peligro, está más en el ahora, se vuelve un hombre sincero, si cabe. Frente a la posibilidad de la muerte no hay lugar al que huir, nada que ocultar.

En el envés está el amor al que apela constantemente:

Ya ves
,
Yo
,
Aquí,
, sin ti
,
Como una
tempestad amarrada al pecho, como
un huracán que entona el
principio de todos
los tiempos, que pronuncia el final de todos
los tiempos.

 :
y
sólo tú, amor

,
en este instante
en el que dejo de existir para convertirme en  un  sol,
-dado
 azul
 bajo
 la pólvora
.”

Un soldado es un sol dado, magnífica fractura la que aporta este juego semántico en el que la función de la palabra se amplía y crece: el soldado aporta sol, luz, lucidez, podría decirse, (al menos este soldado) y a su vez es un artilugio que depende del azar como el dado de la caída y de los números que conjugan su suerte.

Las guerras son viejas como el mundo y sus respuestas resultan atávicas. La lucha por la sobrevivencia, el beso de la muerte, su presencia, lo cambia todo: no hay seguridad; solo un futuro incierto.

Los versos hablan por boca de un poeta soldado, la realidad es espantosa en el campo de batalla, pero también en los espacios civiles en donde el poeta soldado también es. Y reclama la atención del lector, apela a su conciencia, a que piensen que existe alguien que asume tareas que el civil ni se plantea, alguien que da la cara por él o  por ella. La vida y la muerte impresas en la naturaleza humana, resulta terrible y bella al mismo tiempo. El poeta soldado nos da cuenta de ello y nos traslada al infierno del combate en donde la supervivencia se impone frente a cualquier razón. Sin embargo, este soldado decide pelear de frente, en un ejercicio de lealtad frente al contrincante.
Y la vida también es adaptación al medio:

“Tres días
para ada
                                    -ptarse al clima

,
Siete días
para star
inmerso en la rutina”

¿Cómo se adapta alguien a la rutina después de haber visto volar por los aires a un compañero, cómo se limpia el impacto de una bala, con qué manos se aparta a un ser humano reducido a masa informe en un segundo? ¿Cómo se encaja que ésta vez no has sido tú el desaparecido?

En ese caso, la adaptación parece una broma macabra, porque claro está, hay que encajar lo vivido, el soldado inventa su propia fórmula, empieza la creación de un universo imposible de adoptar y adaptar desde la normalidad, si acaso tal cosa existiera.

 “ada ¿acaso convocas a un hada con H para hacerlo más fácil y por eso recurres a un ser mitológico que puebla los territorios infantiles, los de la inocencia? Tú hada no lleva H…

Tampoco hablas de apartarse.  -ptarse (la palabra aparece partida como una evocación  que sugiere esa necesidad de apartarse…).

¿Acaso para integrar tanto dolor, tanto espanto sea necesario una dosis de magia y apartarse de la realidad, quebrar el sentido etimológico de la palabra y construir una nueva que refleje la única posibilidad saludable y que contenga, a su vez, la magia y la esperanza?

“,
siete días
para star
inmerso en la rutina”

“Star” no es lo mismo que estar, star es una estrella en inglés, el idioma de los negocios, también de los negocios de la guerra y star es una estrella del firmamento, de la música, de los deportes, la evocación de los mejores sueños. Un hombre necesita estrellas para poder estar, estrellas que brillan en el firmamento, necesita sobre todo, estar junto a los suyos (sus propias estrellas), a los que ama y a quienes quiere abrazar, un militar condecorado llevará estrellas en su uniforme, y sobre todo, y en cualquier caso, un hombre también es una estrella pequeña en el mar del firmamento, “somos polvo de estrellas” Reich.

“para star
inmerso en la rutina”

Bendita rutina, estrella rutina, rutina del pulso de la vida, para STAR.

Muy lejos de la “ ca
        í
   da”
del segundo

 P
R
O
Y
E
C
T
I
L
.
.
.
.


Las palabras se desmiembran, rompiendo la lógica de su existencia y su función. Resulta fascinante esta ruptura de la forma del lenguaje que invita al lector a contemplar nuevas posibilidades. Es el verbo del poeta soldado que está al frente de la vanguardia, que no en la retaguardia.

El soldado es dueño de la conciencia de la muerte, el campo de batalla lo evidencia.
“Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde” dice Jaime Gil de Bizma en su poema “No volveré a ser joven”. El soldado no lleva el ritmo sosegado de la maduración tranquila que aporta el tiempo, el soldado madura a golpe de machete, de escopeta, a cañonazos, y eso sí va en serio. La muerte susurra versos al oído, descorre el velo y apunta directo al corazón.

“Esto ha sido tan
real
como si un muyahidín
se hubiese inmolado
en mil pedazos
para  poder terminar así de una vez por todas con esa ausencia.”


El soldado de infantería que conoce su estirpe, la de los hombres y mujeres valientes que luchan y se entregan hasta el final, conoce  y defiende el juego limpio, el del verdadero guerrero, el luchador, el que se enfrenta abiertamente al oponente, le honra, no contempla la trampa, la traición, y la cobardía de atacar por la espalda. Lo testimonian estos versos:

“Nosotros combatimos cara a cara contra el oponente; pactamos el lugar y el momento. Decidimos el cómo y el para qué y, sin embargo, nunca hemos disparado a un hombre por la espalda, nunca hemos apuntado a vuestros hijos, nunca hemos hecho blanco a vuestros hogares: nunca; no lo necesitamos, ni nos lo plantemos, ni siquiera lo queremos.

No nos hace falta hacer eso para sentir que dios está con nosotros;
sencillamente no necesitamos la sangre para entrar en el paraíso:

“dicen que somos iguales: dicen; pero nosotros sabemos que no es así, pertenecemos a una estirpe, a una historia, a un lugar donde nos han depositado una tradición, una forma de vivir, una manera sola manera de amar

:
Somos la infantería española”.


Creo que me encuentro frente a un tratado de ética. Enhorabuena y gracias por este magnífico libro, sincero donde los haya.


RESEÑA DE "AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO", DE GUILLERMO DE JORGE, POR LA ESCRITORA Y POETA TERESA RAMOS.


AGRADECER A ALBERTO INFANTE POR LA DIFUSIÓN DE LA RESEÑA Y EN ESPECIAL A TERESA RAMOS, POR SU COMPROMISO Y POR SU APOYO A LA CULTURA. POR SU ENTREGA Y POR SU APOYO EN TODO MOMENTO. POR TAMBIÉN SER UN REFERENTE MÁS Y AYUDAR A REALIZAR UN SUEÑO.

http://www.albertoinfante.es/docs/teresa-ramos-resena-guillermo-de-jorge.pdf. 

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