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miércoles, 21 de diciembre de 2016

PRESENTACIÓN DE CECILIA DOMÍNGUEZ LUIS EN EL CICLO DE LECTURA DEL ATLÁNTICO.



Acercarse a la obra de Cecilia es transcurrir por las galerías del alma de una poeta incansable que combate el olvido y los sueños, reflexionando sobre los mundos interiores que acontecen en el ser humano e introduciendo los elementos más próximos de su universo –la isla- para hablar de la humanidad y su condición, de la materia y de la luz. Así es como el Universo literario de Cecilia Domínguez se conforma. Con la palabra como única arma y el ser como un obús que estalla bajo nuestros párpados.  Cecilia es una autora consciente del poder del discurso poético. Quizás, por ello, su conciencia la convida a proyectarlo como un arma cargada de futuro, como decía el viejo Celaya. Y si no es así, como un elemento para atormentar las columnas que sostienen a la sociedad. Ella, la voz de la poeta, clama y pugna contra todos aquellos problemas que azotan a una sociedad indolente, como la soledad, la pérdida de los valores y de los principios, la migración, el racismo, la deshumanización de un sistema que siglos tras siglos se sigue construyendo sobra su propia podredumbre.  Como aseveraba Sócrates sobre la mayéutica y la ironía, Cecilia, a la largo de su trayectoria, utiliza estos conceptos para poner en tela de juicio los preceptos y los conceptos establecidos, contraponiendo lo políticamente correcto con lo que no lo es, siendo directa, apretando el gatillo en el momento justo, disparándonos en el pecho con sus poemas. Así gesta la ironía poética en su discurso, como una llave para adentrarse en los diferentes mecanismos del conocimiento más inmediato o, como decía Joan Margarit, para descifrar esas notas ocultas del alma que el lector no conoce, pero que sin embargo gesta en ese concierto único que se halla agazapado sobre las alas del sueño. En esa luz velada que estalla en el momento más inesperado. Que alumbra hasta los últimos rescoldos del ser.

No sólo la vida y el desarrollo pausado del tiempo, conforman, entre otras, las dudas existenciales de la poeta, sino que también el deterioro progresivo del cuerpo, su condición como mujer y la existencia de un dios que ya estaba muerto antes de crearse. Así, la muerte se presenta como una de las cuestiones vitales que debe afrontar. Cecilia Domínguez se enfrenta al abismo del ser de una forma templada, pero combativa, con el ensueño en la punta de los dedos, con la reflexión aquella que da sólo el paso acompasado de los días y de aquella que consciente lo vive. Desde esa visión que solo puede dar una persona con experiencia que sabe que la vida sólo es una estación más, donde van a parar todos los trenes. Quizás, con ese convencimiento de “en ese este irte borrando lo imperecedero”, como apunta Don Ángel García López, la poeta no sólo es capaz de influenciar su obra con aquellos conceptos simbólicos más representativos de su naturaleza más cercana, sino que es capaz de buscar y de investigar otras formas de expresión, otras vías comunicativas, de proyectarlas al exterior y hacer universal algo tan sencillo como lo cotidiano, un detalle, un gesto. Gracias a su larga y prolífica trayectoria. Gracias a sus vivencias y su lucha.  Nunca da nada por vencido. Todo está por construir y su imaginario lingüístico así lo proclama. Lo dictan los relojes.   



Capaz de concebir una literatura total, su concepto de integración lleva su discurso poético a convivir con otras disciplinas artísticas como las sensibilidades plásticas o fotográficas y ahondar en otros  géneros como la poesía erótica, como un camino más hacia esa búsqueda íntima del ser, de explorar sus avenidas de la muerte, de su ocaso o de su advenimiento, de su destrucción o de su génesis. Iniciando así un viaje sin retorno, el mismo que nos plantea la vida. En el que sólo a nosotros se nos pone a nuestro alcance discernir o no, si cabe, su final. Quizás, de ahí esa necesidad de la autora de no acotar el fin último del ser. De no delimitar lo inabarcable. De no conceder límites al verso. Consciente de que cada ser humano está creado para asumir la responsabilidad del final de poema. De averiguar el fin último del texto poético, como la vida, al fin y al cabo, que una vez más acaece sobre el arco celeste proclamando el imperio del dolor de todos los hombres.



1º JORNADA DEL CICLO DE LECTURA . 


Martes, 20 de diciembre de 2016. 


- 19:00h. Jornada de Literatura

Aula de Literatura REAL SOCIEDAD ECONÓMICA AMIGOS DEL PAÍS DE TENERIFE.




Salón de Actos de la Real Sociedad Económica del País
(Cecilia Domínguez, Jorge Padrón y Guillermo de Jorge)



Lugar:
Salón de Actos de la Real Sociedad Económica del País de Tenerife.
C/ San Agustín, 23.
La Laguna. Tenerife. Islas Canarias.

Interviene:

Cerró el acto el cantautor Luis Almeida.

Fecha y Hora:

Martes, 20 de diciembre de 2016
19:00 hrs.

Presenta: 
Guillermo de Jorge.



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