«Saber que tú, amor, existes, anunciándote entre las grietas de mis labios, sin tregua, como una flor que crece al borde del abismo, para confesarme que todo en este mundo nos duele, excepto el silencio de pensarte, que todo en este mundo nos sobra, excepto cuando acabo anclado en el tórrido cielo de tu boca».
No hay comentarios:
Publicar un comentario