«Alguien contó azules los días que habitamos y convertidos en el hombre aquel donde poder acallar ese dolor que sobre el cuerpo nos atormenta, atravesó la ciudad en llamas para advertirnos que si nuestros muertos se levantasen para admirar el mundo que habían construido sus hijos, no debían de sentir la vergüenza de lo que habían edificado sobre los restos de sus tumbas».
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