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miércoles, 10 de abril de 2024

DÔ, METAFÍSICA DE LO NO VISIBLE.

 

DÔ, Metafísica de lo no visible

de Guillermo de Jorge




Jacques Derrida asevera en su acercamiento a la metafísica de la presencia que gran parte de la historia de la filosofía occidental escenifica su necesidad de establecer en su lenguaje y en sus tradiciones la prioridad de acceder al significado y construir una metafísica u ontoteología fundamentada en la conceptualización de la presencia, privilegiando cualquier tipo de percepción sobre la ausencia, es decir, en cuanto no-existencia o la capacidad del propio ser de definir por sí solo el significado de la realidad que le rodea. “...leer sin pensar es lo que, sobre todo, debemos constantemente evitar: mucho mejor sería, si la lectura sabiamente disciplinada fuera un maravilloso estimulante espiritual y un medio de progreso intelectual”, Aldo Lavagnini dixit.



Preliminar


ofrecer el pan, la sagrada carne,

el dolor misterioso e inevitable del ser,

el cómo tanta muerte puede caber

entre unos párpados.


vivir,

como un revólver en la sien,

donde sólo se ofrece una sola vez apretar

el gatillo. donde todo lo demás, es el después


:

ejercer la libertad de cátedra,

acceder al conocimiento

a través de la palabra perdida,

viajar al interior de la tierra,

a la raíz, al origen, al fin.




Al igual que sucede en los mecanismos que se articulan alrededor de la edificación del individuo, lo fundamental que se erige en el proceso creativo es la deconstrucción de la realidad que condiciona previamente al sujeto, cuestionando, en este caso, los valores patriarcales que se han vinculado a la sociedad -en definitiva que lo que somos no dependa exclusivamente de lo que percibimos en el exterior únicamente y que, a pesar de que lo que vemos en el exterior, el valor constructivo, expeculativo y soberano del individuo de los sentidos estiva en nuestra particular manera de observar y de asimilar la realidad que percibimos-, asumiendo la comprensión de cuáles han sido los engranajes empleados para su creación, constitución e implantación en el seno de la organización social -suprimir el efecto Bandwagon: elemento que arduamente combate nuestra más íntima institución individual-.

Quizás, por ello, esencial descubrir aquella parte del discurso que vulnera los principios y valores básicos del ser, que lo retrotraen de su concepción primigenia, y que imponen un relato de sometimiento, dominación u opresión al resto de elementos de la estructura -en el caso de las artes liberales, a su capacidad de amplitud, aprendizaje, conocimiento y sinergia-, para plantear un nuevo modelo de conciencia y/o conocimiento que nos acerca a la razón -el sujeto como fuente de conocimiento: receptividad versus representatividad-.

Otro de los modelos funcionales que deberíamos afrontar sería qué nuevo tipo de conciencia y conocimiento se quiere plantear y desde qué premisas se van a fundamentar -Sírvase como sugerencia, los postulados esgrimidos por Emmanuel Lévinas, donde define la edificación del ser, a partir de la nada, empleando la ética, la responsabilidad y la libertad-.



Dies Lunae

The suicidal combat of the men who fight inside you


comienzan los trabajos



:

hallar los pájaros que animan en el pecho,

conocer nuestra propia naturaleza,

no resignarse a la tiranía de los sentidos,

edificar el paradigma desde los pilares de una catedral que aún no existe,

tocar a sus puertas y cruzar el frontispicio despojándonos de todo lo matérico,

emprender el viaje a través de las habitaciones de una casa

que arde en mitad de la noche,

agotar hasta la extremaunción la metafísica del ser,

sus límites, la sed, el cuerpo


,

mientras habitamos el desierto invisible de unos ojos que no existen.




La riqueza que emana de cualquier tipo de propuesta para acceder al conocimiento y, en concreto, en el ejercicio de la deconstrucción de la narrativa estética, conceptual o artística y en su aplicación, es sin duda alguna el proceso. Es decir, fijar los objetivos del acercamiento a lo real con los mecanismos y con las conclusiones que se adquieren al despojar del discurso hegemónico de su contenido significativo argumental inicial y la identificación posterior de nuevos valores y modelos a reconstruir: toda definición de por sí del significado trata de acortar la amplitud semántica del significante. El arte, por ende, está fuera de esta conjetura. No es definible, no somos definibles, a priori.



Martis

look through the glass case of your eyes


una bala

siempre tiene una historia que contar


,

llama a cada uno por sus nombres,

cargándola sobre los hombros,

una a una.


ese es el dolor


,

el mar, el desierto,

el temor de no encontrarte.



Rosa Muñoz Bustamante afirma que aunque hay numerosas teorías que se basan en que la creatividad artística tiene su origen en el propio artista, de manera individual, si consideramos que el mismo no es un ser ajeno a su entorno. Podemos afirmar que dicha creatividad emerge del compromiso del artista con su medio, de la realidad que le envuelve, de su introspección y de su audiencia -François Mauriac-. Así que el artista como ser holístico -siguiendo las indicaciones de Jan Christiaan Smuts, la tendencia de la naturaleza de usar una evolución creativa para formar un todo que es mayor que la suma de sus partes. Pero también incide que el pensamiento holístico es una forma de pensar propia e intuitiva del ser humano, capaz de abstraer ideas, realizar conexiones y obtener una visión de conjunto de un sistema complejo y que nos acerca a las postulados de Jacques Derrida y que destaca que genera todo un proceso creativo que va desarrollando a lo largo de su DÔ, de su camino, en busca de su propio crecimiento y engrandecimiento de su vida y, por ende, al fin y al cabo, de su obra -la vida como obra de arte, de Carlos Javier Morales-.

Sin duda alguna, el proceso de acceso hacia el conocimiento por parte del individuo, nace de la experiencia. Y las herramientas más inmediatas que tiene el ser son los sentidos. Unos instrumentos fundamentales dentro de la transformación creativa para establecer una interconexión entre el mundo que le rodea -el contexto-, la obra -como máxima expresión del ser- y el receptor -elemento esencial para la comprensión del ecosistema empírico que da vida a lo real. “Ese largo recorrido meditado, metódico y disciplinado crea un flujo continuo de interconexiones entre artista, obra y público que se va expandiendo, creando una gran fuente de riqueza intelectual y vital. De este modo, la expresión de la obra del artista no es tanto así, ya que podemos decir que la obra es todo un proceso de conexión constante entre el artista, el medio y la audiencia”, Rosa Muñoz Bustamante dixit.



Mercurii

like to open a door



golpeando los pórticos del misterio

acaso la segunda virtud,

nos sostenemos en la promesa de la vida -no tenemos más opción-


:

perderse -forjar las cadenas-,

bajar a las profundidades del abismo;

encontrarnos -trenzar coronas-,

anunciarte entre las grietas del dolor;

volver a casa -a media noche-,

mientras apoyamos nuestra mano izquierda sobre algún hombro.


sin tregua, como una flor que crece al borde del abismo, confieso que todo en este mundo duele, excepto el silencio de pensarte; que todo en este mundo sobra, excepto cuando acabo anclado bajo el tórrido cielo de tu boca


,

proclamando

entre tus columnas,

como una bendita profecía,

tu sangre, tu sed, tu cuerpo


sobre las calles indómitas de Jerusalén.



El escritor e investigador Justo Bolekia define la epiliteratura como el proceso creativo que el artista o el escritor experimenta y que, sin embargo, desconoce en el mismo instante en el que el hecho en acto es, sólo teniendo acceso a él una vez que ha desarrollado la obra y viéndose reflejado -reencontrado- en ella, como un desdoblamiento del yo, que se redescubre a partir del proceso creativo y que supone la búsqueda en sí del propio artista: conocerse a sí mismo a través del tú, como concepto existencial entre público e individuo o a través de la obra, como proceso final de un viaje interior/exterior que culmina en un objeto, obra, texto o incluso ser.

En la acción de la generación del hecho de la obra, como concepto general a determinar, o del texto, como concepto particular, el individuo emplea los mecanismos más innatos que tiene a su disposición, como lo son los cincos sentidos -herramientas fisiológicas de la percepción, que permiten apreciar todo aquello que sucede alrededor del individuo, así como determinar los mundos interiores que habitan en él- y la razón -está última ya expuesta en los párrafos anteriores-.

Iovis

my fight hasn´t name


así como emerge el sol,

avanzado sobre el desierto de tus párpados,

como cuando descendemos a las profundidades de nuestros más íntimos valles como regla de vida


,

tu cuerpo, divina institución celeste

sobre mis labios, se alza una vez más invito

sobre las fauces del infierno,

a pesar de la cólera,

a pesar de ti y de mi


,

para redimirnos,

para absolvernos,

para exculparnos, -como bisel de cordero sobre un cuello-, cuando realmente

a quienes queríamos salvar

eran a nosotros mismos.




En "De Anima", II-6, Aristóteles afirmaba que "las sensibilidades comunes son el movimiento, el reposo, el número, la figura, el tamaño, pues las sensibilidades de este orden no son propias de ningún sentido en particular, sino que son comunes a todos". El ser humano, por ende, una vez arrojado al mundo se sirve del sentido de la vista o de la visión para detectar la luz visible a través de los ojos, que una vez percibidas como símbolo o imagen virtual primigenia son interpretadas por el cerebro. Su importancia en el espectro de la percepción del ser humano ocupa el primer eslabón, pues desde el punto de vista evolutivo es el sentido más antiguo y desarrollado. Desde una perspectiva neurolingüística el cincuenta por ciento de las personas predominan el sentido visual. Quizás, porque existe a través de los órganos visuales también la capacidad de recepción del color o frecuencia de la luz y del brillo o energía de la luz. En ese sentido, no cabe ni la más mínima duda que el ser humano ha sido dotado de un ojo también interior, que descifra estos últimos receptores del alma, que serán los que finalmente condicionen el sexto y el séptimo sentido del ser. En su camino hacia la edificación del ser como ente individual y autónomo, y en su lucha intestina por expresar en el arte su abstracción del mundo que le rodea, el sentido de la audición se perfila como esa segunda gran herramienta que permite mantener su tensión con el exterior, pero también con su más íntimas estancias. El oído puede también detectar las vibraciones desprendidas a través de los cuerpos y de su conciencia. De ahí, que en las religiones monoteístas, la palabra adquiera una gran relevancia, pues citan: “En el principio era el verbo, y el verbo era con dios, y el verbo era dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Transformándose el lenguaje como la base fundamental del ser humano en la edificación de su identidad personal y del universo que lo rodea. Desde un punto de vista conceptual, no van mal encaminadas las sagradas escrituras, en tanto en cuanto, el mundo que nos rodea ha sido edificado a través de la palabra. Esta afirmación categórica, no desmerecen las apreciaciones de índole religioso, sino que toma como referencia, en primer lugar, la constatación de la convencionalidad y el carácter social del ser humano, donde el lenguaje al igual que el arte han sido preestablecidos en los sistemas sociales dominantes; y, en segundo lugar, la necesidad del artista o del escritor de deconstruir el lenguaje, siguiendo las indicaciones filosóficas de Darrida, para estudiar e identificar aquellos factores que han sido impuestos por medio de la opresión y el sometimiento de las masas, y recontruirlas a través de unos nuevos valores y principios éticos que des respuestas a los retos y necesidades de los nuevas sociedades.

Veneris

memory as an act of loving


esa senda tuya turbia perdida de domingo

sobre tu pecho

bajo el firme paso de los cipreses

donde jamás volverán a florecer los almendros

en la luz de sus pupilas,


ahí, donde no la luz, óxido


-soy

el último cordero

en busca de tu sed-.



llueve,

llueve en la casa

y ya

todas las luces están apagadas en sus estancias


,

yo que te amé desde las postrimerías de Bagdad, sobre el cielo azul de Ad Diwaniya, desde la memoria y la huida de los soldados de Nayaf;


yo, que te amé desde los efímeros labios de los dioses del Eúfrates,


doy al fin mi ultimo testimonio


:

eres

el fin de Europa,

el fuego del medio,

el tercer corazón de la verdad

devastado por la piedra incólume de tu cuerpo.



El sentido del tacto es otro de los sensores de la realidad que posee el artista y el escritor para aceptar el mundo. Su necesidad de pertenecer al espacio, a la tierra, a su divinidad matérica, hacen del tacto una parte fundamental del aprendizaje. Sin la constatación del suceso el artista no puede materializar el hecho en potencia que supone la obra: el tacto otorga al artista el conocimiento del yo y de la alteridad.

El sentido del gusto simboliza en el artista la sensibilidad en la parte más próxima al mundo físico. Es la fase de conocimiento del estadio superior del ser humano donde lo físico y lo inmaterial del mundo exterior se experimenta y este hecho genera en el ser un desasociego e incertidumbre hacia lo no conocido. Aún habiéndose establecido contacto con anterioridad con la experiencia, siempre ha sido uno de los instrumentos canalizadores de la inquietud del ser humano, como el agua siempre lo ha sido en su acto purificador, un sentido que siempre ha estado relacionado con la conceptualización de la realidad desde una aproximación inconformista, incomprensible de la sociedad y de la necesidad de poner en cuestión todo aquello que había sido preestablecido, para abordarlo y recrear un nuevo orden interno. El fluir de la vida interior del artista o del autor, en su fin último.

El olfato es uno de los sentidos más importantes del ser humano. Sin la respiración natural del ser, no habría vida. Y este hecho nos hace explorar un estadio de conciencia sensorial de la materia y del espíritu, donde el individuo accede al conocimiento de su propio ser y de su contexto, a través de la inspiración profunda, comunión cuerpo alma, y por ende del silencio. En definitiva, el olfato es un órgano sensor mucho más de sutil y penetrante, y siempre se ha relacionado con la parte más pasional y profunda del ser humano.


El sexto sentido, como la capacidad de razonar o la razón, como un referente conceptual, donde el ser tiene la capacidad de proporcionar los principios a priori del conocimiento. La razón, en definitiva, como el resultado inequívoco del juicio moral y ético de una cuestión. Un desafío sin duda alguna artístico que el autor debe vencer por medio de la transmutación del alma y la compleja comunión entre su últimas estancias, el mundo exterior y la obra.

El séptimo sentido que tiene el ser humano es la conciencia corporal, pues en ella radican las más íntimas pulsiones del ser. Un equilibro entre la conciencia del cuerpo o de su cuerpo y la razón hacen del ser una herramienta justa y perfecta, a igual imagen y semejanza del otro. Respetando las formas y las proporciones, no sólo las del propio ser, sino también la de sus congéneres. Este aspecto es fundamental, ya que proyectado en la obra ofrece la oportunidad de poner en valor el equilibro que debe existir entre el modelo funcional y formal del acto artístico. No sólo constatar la necesidad de la belleza visual de la obra, sino ahondar aún más en los conceptos puros que subyacen en ella y que en un acto reflejo nos reflecta en y desde los demás.

Saturni
like the inextinguishable trace of darkness in eyes


todo mi nombre

eres tú


,

la profética luz que asalta mis pupila, consagrada

a los tratados de tu piel, a la fe irremediable

del dios oculto de tus labios,


;

me encomiendo, corpórea luz del despertar, como un pájaro infinito en la decrepitud del día, a la apertura insomne de tus párpados indómitos, como si fuese un fusil acerrojado en mitad de la noche, como si tú una espada de Damocles que no quisiese vaciar unos ojos fueses, a pesar

de la tormenta, a pesar de la historia, a pesar de la dictadura de tus pupilas que súbitas acaecen sobre mi pecho.



Los factores del entorno que influyen en la formación y en el acceso al conocimiento del yo en cada individuo, podríamos resumirlo en tres elementos fundamentales. La repetición del proceso, como la recreación de un suceso en un espacio determinado -la sinergia-; la globalidad sensorial o la necesidad de articular el máximo de sentidos posibles para la percepción de la realidad -el aprendizaje simbólico como proceso fundamental de la experiencia-. Y la intensidad o voluntad, como eje dador máximo del ser como receptor de la realidad.

El individuo recrea la realidad en dos estadios superiores de la conciencia. De forma consciente e inconscientemente. Sin embargo, el carácter social del ser humano lo predispone a desarrollar el efecto de las neuronas espejo, es decir, de materializar las funciones de una clase de neuronas que se activan cuando perciben a un sujeto o sujetos actuar de una determinada forma y reproducen el mismo acto en el subconsciente cerebro sin haberla realizado.

Acerca de este hecho, Rosa Muñoz Bustamante afirma que el DÔ del ser humano se enfrenta a continuos desafíos que bajo los procesos mentales de abstracción los artistas los superan mediante acciones dinámicas que van a generar complejos mundos compartidos, ya que una idea, una obra, un pensamiento que no se comparte, realmente no llega a ser algo.

El artista plástico o visual, tanto como el escritor, debe reflexionar sobre lo que percibe, en conjunto, como un gesto dador que lo redime y lo acerca a la necesidad de originar la mímesis de lo real, creando los espacios necesarios, a través de sus obras, para poner en cuestión la verdad absoluta y permitir la necesaria representación del mundo bajo la amplitud semántica que el individuo puede evocar, como una dación divina que solo el ser humano puede representar, despojado de las pasiones y de los metales, y sometido a la única beldad posible a la que el ser humano puede aspirar: la libertad individual y la responsabilidad con el otro, asumiendo la posibilidad de la acción y el efecto de dar del propio relato y del propio ser.



Solis

like the silence of frost on a rock


como una granada

de mano,

aguardas entre los fragmentos de la tarde, silenciosa, hacia las postrimerías de un nuevo día. allí yaces como una ráfaga de granito acuchillando el mar, como un pájaro golpeando el pecho del cielo en mitad de la tarde, deshaciéndose desde sus costillas, para advertir el único trozo de tierra que nos pertenece: tú


,

como si todavía te amase

en el vedado invierno de tu frente, mientras mordía el tallo de la locura;
tú, feliz como un acero hendido en el vientre, semi diosa,

semi imagen, semi todo, alabastro de luz que se cierne sobre la carne;
herida, infatigable, afilada sobre las grietas de mi dolor, que me consagrastes sobre las manos del druida, que me redimistes con tu presencia


,

tú, velado invierno impertérrito, que absuelves el lenguaje de los pájaros con el pecho abierto, de par en par, como un pozo, como una gran patria a la que hay sitiar, como si todavía te amase, afirmo, desde los vedados diciembres de tu frente, desde el milagro de existir


,

hora,

proclamo,

de vivir,

de vivir contigo,

sólo contigo


,

tú, galera inexorable que avanzas sobre el rostro de mi muerte.



El individuo como tal, puede descubrir y pensar en un universo concreto, dado a una serie de preceptos o, por el contrario, deconstruirlo para edificar una nueva realidad. El ser puede ver, escuchar, oler, gustar y tocar. Puede conformarse como la fiel representación de la realidad que asume, pero con la necesidad de desafiar las corrientes éticas y morales impuestas, que imperan en una estructura social, y que estableen una serie de dogmas inalienables, prestablecido por los órdenes sociales imperantes y existentes.



Dô, metafísica de lo no visible es la conclusión que ha resultado de la experiencia que se experimentó en el Proyecto Dò, Encuentro de Arte y Poesía Contemporánea, en K15. Meca Mediterráneo Centro Artístico, en Los Tablones. Órgiva, Granada (España), el 15 y 16 de marzo de 2024, y que se centró en los conceptos anteriormente nombrados, participando los artistas plásticos Fernando Barrionuevo (Andalucía, España) y Modhir Ahmed (Baghdad, Irak); junto con la escritora Ingrid Bringas (Monterrey, México), coordinado por Rosa Muñoz Bustamante (España).


Guillermo de Jorge

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