
XII
renuncié a tus labios
por la luz envuelta
en tu pupila:
la exacta imagen de tu cuerpo;
donde el hombre llegó nunca.
escribiste a través de mi cuerpo
con tus ojos; transformando
al verbo en labio,
asediando
los cuerpos del dolor.
extínguete entre mis brazos,
ante los márgenes
del cuerpo
y resiste el embate de la última emboscada.
- aún no he pactado el armisticio con tu piel -
entrégame una derrota más entre mis manos
con la revelación:
el mundo en tus ojos.
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