Latiendo
Latiendo el cielo azul bajo su declive
con la muerte rasante de una gaviota
sobre el pecho de la ola,
un cinturón de fuego hacía bramar mi pecho
con impulsos de amor en mi cuerpo...
hasta dejarme desplomar en el suelo.
Un abrazo ahogaba a mis latidos a base de silencios,
hasta dejarme silente, como una estatua,
hasta dejarme su silueta grabada en mis manos.
Oh, amada mía, ven ahora
y unge tus labios con los míos,
y haz del día la noche,
oculta tus ojos entre la quietud ardiente
y haz de mi voz fruta del viento.
Enredaré mi amor en tu pelo.
Elogiaré tus muslos,
haciendo estallar un beso
que haga desenfrenar la noche
entre tus dos columnas indomables.
Quiero ser furtivo, Carne de fuego,
y besar tu vientre de silencio
hasta convertirte en la figura de un cisne,
que en llamas, se despliega ante su ocaso.
Libro de Poemas "El Viajero de Aeneas".
Editorial Colectivos D. Tebeos, 2002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario