«...entrar en un local o establecimiento, mientras el personal de seguridad de turno –opositor frustrado a la guardia civil o a la policía nacional- te persigue por los pasillos, se hincha el pecho y pone los brazos en jarra como si estuviese todo ciclado o te amedrenta, por el simple mero hecho de no ser como a él le gustaría que fueses».
No hay comentarios:
Publicar un comentario